lunes, 13 de abril de 2015

"Rápidos y furiosos 7": acción jugosa


Fuente: UIP


Lo mejor que le pasó a la saga “Rápidos y furiosos” es que dejó de tomarse en serio. Y comenzó a apostar por un estilo de acción demente, intenso, alejado de cualquier atisbo de realidad y en donde la tensión se generaba a partir de la acrobacia y de la espectacularidad. Lejos de la acción que abruma, la saga apostó por el tono juguetón y absurdo. Y en esa apuesta salimos ganando todos.

“Rápidos y furiosos 7” sube la apuesta a otros límites. Si la sexta parte, con sus tanques voladores y sus correteos por aeropuertos militares, ya llegaba a un punto muy alto de delirio, ahora tenemos unas secuencias de acción que igualan y hasta superan lo propuesto por el filme anterior. Desde carros voladores por Azerbaiyán hasta automóviles que atraviesas edificios en Abu Dabi, pasando por correteos con drones y helicópteros en Los Ángeles.


James Wan, el director, apuesta directamente, de manera mucho más fuerte que en el filme anterior (dirigido por Justin Lin), por la caricatura y el estilo de ‘cartoon’ en su manera de presentar las escenas de acción. Hay algo de la plasticidad y del absurdo de ciertos dibujos animados que alejan al filme del terreno pretencioso y abrumador de otros exponentes del cine más industrial de Hollywood (“Transformers”, por ejemplo), y lo ponen en un sitio gosozo, en donde el humor se cuela y se mezcla con la adrenalina. Y consigue algunos momentos de intenso delirio. Quizá el filme no sea tan redondo como la sexta parte, pero igual estamos ante una película que entiende que la acción puede ser plástica y veloz, y que no hay que tener miedo de coquetear con el absurdo. “Rápidos y furiosos 7” pone más carne en el asador. Y la parrilla sale jugosa.

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